ALBA DE TORMES. Los banderilleros cogen la muleta y triunfan en su día
Festival. Los subalternos cambian los palitroques por la espada y torean con gusto. Cambio de papeles. Juan Siro y Bravo tuvieron que poner banderillas
FICHA DE LA CORRIDA
PLAZA: Plaza cubierta de Alba de Tormes. Festival de banderilleros. Un tercio de entrada.
GANADERÍA: Seis erales de diferentes ganaderías. Primero de Maria Luisa Paniagua, segundo de Santiago López Chaves, tercero de Ana María Cascón, cuarto de Hermanos Sánchez Herrero y quinto de Los Bayones. Llegaron con movilidad a la muleta.
Aniano sánchez: dos orejas.
ALBERTO HERNÁNDEZ: oreja.
SERGIO BENITO: dos orejas.
Javier tejedor: dos orejas.
VíCTOR BUENO (Macotera): saludos tras dos avisos.
Salió a saludar tras parear al tercero el novillero Alberto Durán.
RUBÉN ARÉVALO
Los hombres de plata, los banderilleros que están toda la temporada a la sombra de los matadores realizando una labor imprescindible, pero tantas veces olvidada, fueron protagonistas por un día en el festival de subalternos en la plaza cubierta de Alba de Tormes.
Ya sea por una cuestión de suerte, oportunidades, vocación, valor o edad, no todos aquellos espadas que quieren ser matadores alcanzan su sueño. Y ayer, los cinco banderilleros que trenzaron el paseíllo, se despertaron con esa sensación nerviosa de los toreros, se vistieron de corto, y pudieron disfrutar con la muleta y el estoque rodeado por sus familias y sus amigos. Además, siendo escudados por los que el resto del año les dan las órdenes. Matadores y novilleros como Álvaro de la Calle, Salvador Ruano, Francisco Javier, Juan Antonio Siro, Alberto Durán, Iván Ponce o Ángel Manuel Bravo.
En el ruedo, unos más y otros menos, mostraron su forma de concebir el toreo. Aniano Sánchez se mostró capaz con el buen primero de Paniagua. Demostró variedad, arrojo y nunca se arrugó. Se le vio satisfecho con los trofeos. Alberto Hernández pasó mucho tiempo en la cara del eral, al que llevó largo y con buena composición, dejando momentos de relajo.
Sergio Benito se impusó a un eral manso aunque manejable de Ana Cascón, decidido y enfibrado. Los mejores muletazos brotaron de las telas de Javier Tejedor, que dejó patente un corte fino y lleno de clase. Sin embargo, los aceros se cruzaron en el camino de Víctor Bueno. Estuvo nervioso con su novillo, pero dejó un buen quite en el cuarto.
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