miércoles, 8 de octubre de 2014

Me llamo boletín “Amigos de Macotera”



Posiblemente, tú no sabes que existe una asociación cultural, que se dice 'Amigos de Macotera'. En este último agosto, ha cumplido veintiocho años. Esta asociación publica cada dos meses un boletín de dieciséis páginas, que acerca a todos los macoteranos del mundo los aconteceres históricos, sociales y culturales que se dieron y se dan en el quehacer diario del pueblo. Cumple una misión muy similar a la de la desaparecida “Voz de Peñaranda”, aunque ésta tenía una proyección comarcal. Ya ha publicado ciento cincuenta números, no tiene publicidad y se subvenciona con una pequeña cuota de los socios. Hace unos días, salió hacia sus destinos el nº 151. Un boletín casi monográfico, pues,  ¡hay que ver lo que cunde este mes de agosto!  Es el mes de las noticias, en que, en el pueblo, pasa algo, porque en el resto del año, no pasa nada de nada.  No sé si sucede igual en tu pueblo. A razón de esto, el artículo, que encabeza la publicación, lleva el titular ¿Se trata de un espejismo? Y es que se da un contrapunto: hace unos días, se veían las calles amuebladas de coches y bicicletas y de gente y de bullicio y de vida más vida, y, en su santiamén, pasamos del deslumbre a la realidad de la oscuridad; lo mismo le pasa a las casas que se aletargan, como los lagartos, y esperan, y esperan a que el calor de una fiesta cualquiera o un puente de calendario, las reviva por unos instantes, mientras se renueva el aire y se impresionan las telarañas. Y, después, a dormir otra siesta, porque hay tres clases de siesta: hasta pronto, hasta más tarde o hasta san Roque. Nos dice más cosas la primera página, pero estas imágenes nos invitan a la reflexión y a desperezarnos. Y el boletín se detiene en contarse cosas de la víspera y del meollo de las fiestas patronales. Y siempre ha defendido que los días previos a san Roque son los que revisten mayor interés: nos dan más tiempo para hablar con la familia y con los paisanos; se saborea y disfruta más la casa; se dispone de más tiempo para darse una vuelta por el pueblo, por sus campos y por sus rincones; y también proporciona más tiempo para recordar aquello que fue y estuvo, pero que ya no es ni está: sólo queda el sitio. Y este acervo de cosas no se pueden evocar y contemplar durante los días de san Roque, en que la jarana, los toros, la procesión del Santo, los almuerzos en las peñas, los vinos y el agotamiento de la noche nos alejan de la realidad vivida y soñada de niños. Además, prefieres regocijarte en la víspera, porque, finalizada la fiesta, te obligas a rehacer la maleta y reemprender un viaje, que no te gusta retomar. Y en este introito festivo, se han preparado también cosas, que conllevan el distintivo de lo popular, de la cultura y del deporte. Y, entre ellas, podemos citar las jornadas organizadas para homenajear a nuestros poetas, pintores y folcloristas (los dulzaineros)., y la celebración de los quintos, una oportunidad de volverse a encontrar tras largas ausencias y distancias, los colegas que vieron el mundo por primera vez en el mismo año;  y la Sanrocada,  una de las prueba Atléticas de mayor referencia del calendario nacional;  y el desfile, la coronación e imposición de bandas a la reina y damas de la fiesta, el pregón y el chupinazo que descorre el telón de las fiestas.  Y, con el repique de campanas, el divertimiento se adueña de calles y plazas. Y San Roque se convierte en protagonista por un día y es el motivo de una emoción, que quiebra gargantas y humedece mejillas. Su procesión, se resiste a finalizar después de seis horas de baile ininterrumpido; y los toros y los encierros y los desayunos en las peña…,  y los jóvenes, gritando que no se rompa la noche; la animación del grupo “Adobe”, el playback y demás espectáculos. De todo esto se hace eco el boletín de octubre, y de otros asuntos como la actuación de la peñarandina  Sinfo en la tele de Castilla La Mancha; de la imposición de la “encina de oro” al amigo Silvestre García Cosmes; de la exposición “mixticismos” en la sala “La Salina” de la Diputación de Salamanca; de la recién inaugurada ruta teresiana de la “cuna al sepulcro” y sobre el porqué de la viña a ras de suelo. Y no puede faltar el recuerdo a nuestros paisanos fallecidos.

EUTIMIO CUESTA

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