jueves, 7 de mayo de 2015

Macotera luce sus sabores en la IX edición de la feria agroalimentaria


Las autoridades cortan la cinta inaugural de la novena edición de la feria agroalimentaria. / CECIL







  • El encuentro con los productos de la tierra y con la innovación se cerró con un gran éxito, tanto por la presencia de expositores como de público


Macotera celebró ayer la novena edición de su Feria Agroalimentaria, ‘Los colores y sabores de nuestra tierra’, una cita ya fundamental en la comarca de Peñaranda que como en años anteriores tuvo lugar en el primer domingo de mayo. A la inauguración oficial, que tuvo lugar en el pabellón municipal a las 11:00 horas, acudió la senadora y ex alcaldesa de la villa, Isabel Jiménez, y el vicepresidente de la Diputación de Salamanca, Francisco Albarrán. Ambos acompañaron a las autoridades macoteranas, encabezadas por el alcalde, Jacinto García, y el concejal de Turismo, Antonio Gómez Bueno. Tampoco faltaron alcaldes y concejales de pueblos cercanos, como Carlos Hernández de Salmoral o Casimiro García de Santiago de la Puebla.
«Quiero dar las gracias especialmente a todos los que trabajan y ponen su ilusión para que esta feria salga adelante», dijo el alcalde. Tanto el regidor macoterano como el vicepresidente de la Diputación destacaron en sus intervenciones la «importancia» de citas como la de ayer, pues permiten a los empresarios dar visibilidad y salida a sus productos, a la vez que conforman un foco de atracción para la comarca entera, que durante un día sale de su rutina habitual.


Del mismo modo, las autoridades hablaron con orgullo de la primera feria MacoInnova, que tuvo lugar en una carpa situada a las afueras del pabellón deportivo y en la que se pudieron conocer las novedades tecnológicas de doce empresas e instituciones. Así, por ejemplo, el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas de Peñaranda de Bracamonte realizó durante toda la jornada diversos talleres de robótica educativa destinados a los más pequeños. También se pudo contemplar el funcionamiento de una impresora en tres dimensiones y a lo largo del día se realizaron exhibiciones de drones, uno de ellos destinado en la fertilización del campo con nitrógeno. Y es que la agricultura y la ganadería estuvieron muy presentes en la feria agroalimentaria y de innovación de Macotera, localidad que presume de tradición e historia.
Como ejemplo de esa tradición que sigue adelante, la inauguración de la feria estuvo protagonizada por el grupo infantil de bailes charros de la escuela de música tradicional de Macotera, entidad que, asimismo, puso la nota musical durante la degustaciones de estofado de ternera charra, limonada y hornazo que se desarrollaron en el parque municipal.


Pese a que la lluvia apareció de modo intermitente en varios momentos de la jornada, centenares de personas se acercaron al pabellón macoterano. El desarrollo de la feria estuvo amenizado también por Kamarú Teatro, compañía que realizó cuatro pases de su espectáculo ‘El árbol de Wottom’, para delicia de los más pequeños. Por la tarde, del mismo modo, tuvo lugar una exhibición de cetrería a cargo del experto Francisco Rodero.
Puestos solidarios
Un aspecto que caracteriza a la feria macoterana es la solidaridad. Así, entre los puestos que ofrecían sus productos se encontraban las Voluntarias de San Vicente de Paúl, asociación solidaria de fuerte arraigo en Macotera. «Todo lo que vendemos es hecho a mano, cosido por nosotras», comentaban con orgullo las voluntarias mientras enseñaban al público las toallas, paños y ropas de bebé que confeccionan. En verano, coincidiendo con el festivo mes de agosto, esta asociación también expone en la residencia de El Cerro de la localidad, otro modo de recaudar fondos para su importante labor social con las familias más desfavorecidas de la comarca.
Solidario también era el puesto de Ana Bueno, macoterana que mantiene un vínculo muy especial con África. «Siempre me ha fascinado y desde que puedo, voy cada poco tiempo para mantener allí una serie de proyectos». Uno de ellos es una escuela de niños en Burkina Faso, cuyas fotos adornaban el puesto de la feria en el que Ana Bueno vendía telas africanas y productos típicos de allá, como la manteca de karité. Todo lo que recaude, según señaló, va para esos niños africanos a los que ayuda a tener una vida mejor.
A estas iniciativas se unió la de Cruz Roja, que ya ha empezado la venta de lotería para el Sorteo del Oro del próximo mes de julio. Voluntarios de la asamblea comarcal de la organización humanitaria se desplegaron por el pabellón y zonas aledañas para vender cuántos más décimos mejor. «Esperemos que no llueva mucho y la gente se anime a venir», comentaron al inicio de la jornada, cuando el tímido sol con el que amaneció el día acabó cubierto con nubes.
Precisamente esa lluvia que a ratos cayó con fuerza impidió que más personas se acercaran a los dos grandes atractivos turísticos de Macotera. En primer lugar la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Castillo, declarada Bien de Interés Cultural en 1982, que pudo visitarse en horario de 11:00 a 13:00 horas, seguido del Museo Etnográfico de las Llanuras y Campiñas de Salamanca, que ofrece hasta el 10 de mayo la muestra de los trabajos del I Concurso de Pintura al Aire Libre de Macotera.
Actividades culturales
Y es que las actividades paralelas a las ferias celebradas ayer han sido fundamentales estos días en la villa macoterana. Ese concurso de pintura que contó con una gran participación, pero también el certamen gastronómico que tuvo lugar el sábado, en el que participaron diez bares de la localidad. Finalmente, el triunfo fue para el Bar Bodegón, con su bacalao de receta propia.
La entrega del premio al Mejor Pincho de la feria 2015 tuvo lugar en la clausura de la agroalimentaria, ayer a las 20:30 horas, cuando también se entregaron los premios del sorteo de Robótica Educativa del CITA. Con satisfacción por la buena presencia de público, un año más Macotera cerró las puertas de su feria agroalimentaria, pensando ya en la décima edición que tendrá lugar, si nada lo impide, en el primer fin de semana de mayo de 2016.

La IX Feria Agroalimentaria reafirma su proyección provincial con rotundo éxito de público y expositores

Empresas, asociaciones y visitantes destacan la importancia de esta cita anual que ya forma parte del calendario oficial de ferias en la provincia
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Jacinto García, alcalde de Macotera, inauguraba la feria junto a representantes comarcales y provinciales
Macotera ha vuelto a convertirse este primer domingo de mayo en el epicentro de la provincia gracias a la novena edición de su Feria agroalimentaria que, como ya es habitual, albergaba en el pabellón municipal y los alrededores, en los que pudo verse una buena muestra de las ultimas novedades en maquinaria agrícola.
La inauguración de la feria corría a cargo del primer edil de la villa, Jacinto García, quien ponía en valor esta iniciativa ya consolidada en el calendario provincial y a la que este año han sumado la primera edición de la muestra tecnológica Maco Innova, que acercaba las novedades mas punteras para la modernización de las explotaciones agrícolas y la vida cotidiana.
El regidor estuvo acompañado por el vicepresidente de la Diputación, Francisco Albarrán, la senadora Isabel Jiménez, el diputado y concejal macoterano Antonio Gómez Bueno, y una destacada representación de alcaldes de la comarca.
La feria agroalimentaria ha contado un año más con un lleno total, contabilizándose 60 empresas comarcales y provinciales quienes ofrecieron una buena representación de la cultura y la artesanía de nuestra tierra. Entre los expositores se encontraba una delegación de Viajes Toursan, veteranos ya en esta muestra en la que participan desde sus inicios.
Muestra tecnológica
La gran novedad de este año, la primera muestra tecnológica Macoinnova, acaparaba buena parte de la atención de la multitud de visitantes que abarrotaron las instalaciones, y en la que pudieron ver en vivo las novedades más interesantes en maquinaria, drones ó impresoras 3D. En esta exposición participaron 15 empresas de la provincia quienes se mostraban muy contentos porque la villa ponga en marcha este espacio en la comarca, que pretende consagrarse con uno de los eventos mas destacados en el sector de toda la temporada.
Actuaciones teatrales, degustaciones y exhibiciones centraron buena parte del programa confeccionado por el Ayuntamiento de Macotera y que un año más contaba con el apoyo de la Diputación de Salamanca.
Programación paralela
Previo a esta muestra tenía lugar la séptima edición de la Feria del Pincho, en la que diez establecimientos de la localidad ofrecieron tapas de alto nivel al numeroso público que visitaba la villa para participar en esta cita culinaria. Un jurado experto valoraba cada una de las propuestas otorgándose finalmente el premio de este año a la creación “Bacalao al Bodegón acompañado con...” del conocido Bar Bodegón. Un partido de pelota mano ó la representación de la obra ‘Mix’ Teatro de Humor, de los salmantinos Spasmo Teatro, completaron la diversa oferta programada alrededor de la feria.

Éxito de público y expositores en la Feria de Macotera

Un año más, Macotera se convirtió el primer domingo de mayo en centro de interés a nivel comarcal y provincial, e incluso regional, y recibió durante todo el día a miles de visitantes en las dos ferias organizadas por el Ayuntamiento con el respaldo de la Diputación y de la Junta de Castilla y León.
El alcalde, Jacinto García, acompañado por la senadora Isabel Jiménez, el vicepresidente de la Diputación, Francisco Albarrán, el diputado provincial, Antonio Gómez Bueno, y varios alcaldes de la comarca, fue el encargado de inaugurar las ferias.
El regidor destacó la apuesta de la villa macoterana por mostrar al público los mejores productos de la zona y aunar, además, una visión de futuro gracias a la nueva feria “Macoinnova” en la que se mostraron destacadas novedades tecnológicas enfocadas al medio rural. Cerca de 80 expositoresllenaron el pabellón y los aledaños del recinto donde el público también pudo disfrutar de animaciones teatrales a cargo del grupo Kamarú y de actuaciones de los grupos de bailes charros macoteranos, tanto infantil como de adultos, junto a la escuela de Dulzaina y Tamboril.
Las degustaciones populares de ternera charra y limonada así como de hornazo salmantino, una exhibición de cetrería y una demostración de un drone agrícola fueron otras actividades que dinamizaron la jornada junto a la robótica educativa de “Macoinnova” que llamó la atención de los más pequeños.

La Feria Agroalimentaria de Macotera incluye este año la primera Macoinnova

  • Los asistentes a este certamen que se celebra el domingo podrán ver diversos tipos de tecnología aplicada al sector primario


El Ayuntamiento de Macotera, presidido por Jacinto García, ya lo tiene todo preparado para celebrar este domingo, día 3, la novena edición de su Feria Agroalimentaria ‘Los colores y sabores de nuestra tierra’, que en esta ocasión acogerá en su seno la I edición de Macoinnova, destinada a la aplicación de las nuevas tecnologías al sector primario.


La feria agroalimentaria continúa, un año más, celebrándose el primer domingo de mayo, «desde que se creo siempre se ha celebrado coincidiendo con el Día de la Madre, pues pensamos que es una fecha especial, muy familiar y la feria es una buena excusa para acercarse a Macotera para realizar algunas compras, de ahí que mantengamos siempre la misma fecha», señala el concejal de Ferias y diputado de Turismo y Patrimonio, Antonio Gómez Bueno, en referencia a la coincidencia en la misma fecha con otras ferias de la provincia salmantina y también de Ávila, algo que reconoce «nos perjudica muchísimo», ya que un 15% de los expositores habituales se les han caído, pero como «es una feria muy conocida» se ha completado el número de estand con otros que estaban en reserva y «se ha diversificado más el certamen, sobre todo, en el sector agroalimentario, ya que este año vienen productos que no había en ediciones anteriores», prosigue Gómez.
De esta forma, son un total de 60 los expositores que acogerá la Feria Agroalimentaria de Macotera, de los que el 60 por ciento corresponden a producto agroalimentarios, el 30% a artesanías y el 10% restante a instituciones, ya que estarán representados el Ayuntamiento, la Diputación, la Mancomunidad de Margañán y algunas ONG como Cruz Roja o los voluntarios de San Vicente de Paul, dando así un carácter solidario y de apoyo a esta feria.
Entre los productos más novedosos que llegarán este año a Macotera está el pimentón de la Vera (Cáceres), quesos delicatessen de Valladolid o conservas micológicas, patés y productos gourmets; a los que se suman las artesanías, que tienen una gran fuerza en este certamen y que este año contará, como novedad, con juguetes artesanales, mantas y alfombras o cosmética natural.
Respecto a la procedencia de los expositores, además de Salamanca y provincia, también los habrá de Ávila, Zamora, Valladolid o Cáceres.
Macotera innova
Por otro lado, la I Feria Macoinnova se celebrará en esta ocasión coincidiendo con el certamen agroalimentario, pero la intención del equipo de Gobierno -si continúa al frente del Ayuntamiento- es buscar una fecha diferente para esta feria, que en esta ocasión contará con una gran carpa con una docena de haimas que acogerá a diferentes empresas.
«Estamos muy ilusionados con esta feria, que contará con tecnologías aplicadas al sector primario, aunque también comercial e industrial, pero con un mayor protagonismo para el sector agrario y ganadero», explica Antonio Gómez Bueno, quien resalta de esta feria la presencia de drones, «lo último aplicado al mundo agrario»; así, habrá una «exhibición de drones en una finca para comprobar si hay alguna plaga»; también habrá demostraciones de fotocopiadoras 3D y otras innovaciones dirigidas a los ganaderos.
Asimismo, el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas (CITA), de Peñaranda de Bracamonte, realizará talleres de robótica durante todo el día y habrá, además, un sorteo de kits Lego.
De esta forma, Macotera contará el domingo con un total de 72 expositores entre las dos ferias, algo que es «mucho más que un éxito, que ha costado mucho esfuerzo y trabajo, ya que la feria comienza a organizarse tras las navidades» y son dos personas las que se encargan de la misma, el concejal de Ferias y una técnico, que han conseguido una gran respuesta por parte de los industriales, negocios, artesanos de Macotera, de la comarca, de la provincia charra y de otras provincias.
Por otro lado, no hay que olvidar el gran complemento cultural y gastronómico de este certamen que lleva por título ‘Los colores y sabores de nuestra tierra’, que se inicia mañana con la Feria del Pincho, que ya celebra su séptima edición, jornada en la que también habrá pelota a mano y teatro; y que prosigue el domingo con varias actuaciones de Kamaru Teatro a lo largo del día, además de degustación de ternera charra y vino por la mañana, y de hornazo por la tarde; junto a una exhibición de cetrería, también por la tarde, y las actuaciones de los grupos de folclore de Macotera, infantil y de mayores de bailes charros y la Escuela de Dulzaineros. Junto a dichas actividades, Gómez Bueno también destaca la posibilidad de visitar la iglesia parroquial y el museo etnográfico, que acoge actualmente la exposición de cuatros del certamen pictórico.

La muestra puede visitarse durante todo el mes de mayo en el museo etnográfico de Macotera.
La muestra puede visitarse durante todo el mes de mayo en el museo etnográfico de Macotera. / C. HERNÁNDEZ






  • El museo etnográfico acoge las obras del I Concurso de Pintura Rápida al Aire Libre



    El patrimonio de Macotera -sus calles y plazas, su riqueza arquitectónica y paisajística, pero también su etnografía- a través de la mirada de más de una veintena de artistas es lo que se puede ver hasta finales de mayo en el museo etnográfico del municipio, gracias a la exposición de las obras realizadas durante la primera edición del Concurso de Pintura Rápida al Aire Libre ‘Villa de Macotera’ que se celebró el pasado día 25, con una gran afluencia de gente, tanto para participar como para ser testigos de esta iniciativa que ahora arranca.
    Un total de 24 participantes de los 34 inscritos muestran la belleza y el embrujo de este pueblo. «Algunas de las personas inscritas no asistieron seguramente por el mal tiempo que hizo», asegura el concejal de Cultura y a la vez diputado de Turismo y Patrimonio, Antonio Gómez Bueno, quien recuerda la lluvia de ese día, que hizo que diversos participantes decidieran cambiar su ubicación para realizar su obra, debido la lluvia, situándose finalmente en los soportales de la Plaza de Macotera.
    Segovia, Toledo, Valladolid, Zamora, Cáceres, Aranda de Duero, Bilbao y Salamanca, entre otras, eran las localidades de procedencia de los artistas que participaron en este certamen, que dejaron como resultado obras de gran calidad y que hicieron que el jurado lo tuviese muy difícil a la hora de elegir a los tres premiados.
    Un jurado que estuvo formado por cinco personas, relacionadas con el mundo de las artes y todas externas a Macotera: Joaquín Pinto Escribano, licenciado en Filosofía y relacionado con la formación en línea; Manuel Benito Villoria, licenciado en Bellas Artes y en Historia y técnico del departamento de Cultura de la Diputación; Elvira Mata Pérez, licenciada en Historia del Arte y trabajadora del área de Cultura de la Diputación; Roger J. Sánchez, creativo de una empresa de diseño publicitario; e Inés Zancajo Avalos, profesora de pintura.
    Todos ellos decidieron -tras analizar todas las obras participantes, las cuales son las que forman la exposición de la que ahora pueden disfrutar los vecinos de Macotera y cuantas personas lleguen al municipio- que los ganadores de esta primera edición fueran Julio Gómez Mena, de Bilbao, que se llevó el primer premio consistente en 1.500 euros; Severiano Monge Ormaechea, de Aranda de Duero, que se alzó con el segundo premio, dotado con 750 euros; y Julio Arranz Hernández, procedente de Valladolid, que consiguió un accésit de 250 euros.
    Los tres cuadros premiados han pasado a ser propiedad del Ayuntamiento de Macotera, mientras que el resto de trabajos podrán ser recogidos por sus autores una vez acabada la exposición. Todas ellas forman parte de la muestra, y algunas han sido puestas a la venta por sus propietarios, con precios que oscilan entre los 300 y los 600 euros, como así pueden comprobar los visitantes que quieran adquirir alguno de los cuadros.


    Las obras presentadas al concurso estaban realizados, en su mayor parte, con las técnicas de óleo y de acuarela, siendo el tamaño de los cuadros muy diverso, como se puede observar en la exposición.
    Respecto a su contenido, lo más representado es, quizás y debido a la lluvia que obligó a más de uno a cambiar de opinión, la Plaza y las calles adyacentes, así como la iglesia, pero también hay diversas panorámicas del municipio.
    Continuidad
    Este primer certamen, como asegura Antonio Gómez Bueno, nace con una intención clara de que perdure en el tiempo y que tenga continuidad todos los años a partir de ahora. «Si continuamos en el equipo de Gobierno, el concurso se institucionalizará para el último sábado del mes de abril, ya que consideramos que es un momento ideal, cuando el campo está más bonito y el paisaje presenta una imagen llena de colorido», afirma el edil de Cultura quien, además, recuerda la satisfacción con la que se fueron los participantes en esta primera edición del Concurso de Pintura Rápida al Aire Libre ‘Villa de Macotera’, ya que se fueron muy contentos con la organización, que a media mañana les ofreció un tentempié, así como alimentos a la hora de comer, y con el hecho de acabar a las 15:30 horas, lo que les permitió poder regresar a su lugar de origen a una buena hora o bien tener la tarde libre para visitar el municipio. Algunos de los participantes también aprovecharon para realizar sugerencias a los organizadores, con el fin de pulir detalles para próximas ediciones.

    El vizcaíno Julio Gómez Mena se alza con el triunfo en el I Certamen de Pintura al Aire Libre

    El segundo puesto lo conseguía Severiano Monge Ormaechea mientras que la tercera posición era para Julio Arranz Hernández 



    Decenas de personas se echaron a la calle este fin de semana para vivir el primer Certamen de Pintura Rápida al aire libre en Macotera, que reunía a 34 pintores llegados desde numerosos puntos del país para participar en esta iniciativa que se estrena este año en la villa. Los artistas se apostaron por distintos lugares de la localidad retratando en sus lienzos diferentes escenarios y rincones durante toda la mañana del sábado, un trabajo que era seguida con mucho interés por el publico que se congregaba alrededor de los caballetes. Tras la valoración de las diferentes obras realizadas se escogieron los tres ganadores de esta primera edición en la que conseguía el primer puesto y 1.500 euros de premio la creación del vizcaíno Julio Gómez Mena. La segunda plaza, dotada con 750 euros, era para Severiano Monge Ormaechea, llegado desde Aranda de Duero. El accésit, con 250 euros de premio, se otorgaba a Julio Arranz Hernández, de Valladolid.

    El Ayuntamiento de Macotera suma una Feria de innovación a la Agroalimentaria

    El Consistorio macoterano organiza el próximo domingo la I Feria Macoinnova dedicada a la innovación en el medio rural, que se suma a la novena edición de la Feria Agroalimentaria "Villa de Macotera" que tiene lugar el primer domingo del mes de mayo



    El Ayuntamiento de Macotera organiza el domingo, 3 de mayo, la IX Feria Agroalimentaria Villa de Macotera, en la que expondrán sus productos y servicios unas sesenta empresas del sector agroalimentario, artesanal y de servicios, además de expositores institucionales.

    La gran novedad de este año es que a la Feria Agroalimentaria se une la I Feria Macoinnova. El alcalde macoterano, Jacinto García, explicó que con esta iniciativa pretende "acercar la tecnología en el ámbito de la agricultura, ganadería y de otros servicios aplicadas en el mundo rural". "La apuesta tecnológica es crucial, crea mayores oportunidades, más competitividad, y mejora la calidad de vida y trabajo en las zonas rurales" comentó el primer edil de Macotera.

    El concejal de Turismo, Antonio Gómez Bueno, destacó el programa de actividades previstas en estas ferias, como una actuación del grupo infantil de bailes charros, las actuaciones de Kamarú teatro, o degustaciones de ternera charra y hornazo.  Además, se ha previsto una exhibición de cetería y una demostración Drone agrícola para fertilización de nitrógeno.

    Con anterioridad a la Feria Agroalimentaria y a la Feria Macoinnova, el sábado , 2 de mayo, tendrá lugar la séptima edición de la Feria del pincho, en la que participarán una decena de bares de la localidad. Además, también se ha previsto un festival de pelota a mano, y una actuación de teatro a cargo de Spasmo teatro. La programación se contempla con visitas culturales a la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Castillo y al Museo etnográfico-medioambiental de las Llanuras y Campiñas de Salamanca, donde se expondrán los trabajos del I concurso de pintura rápida al aire libre.

    Macotera y su secular tradición teresiana

    Guarda una relación estrecha con Santa Teresa, que hasta las fiestas anuales constituyen un punto de referencia para moverse y peregrinar hacia Alba de Tormes
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    Peregrinos de la ruta 'De la cuna al sepulcro' a su paso por Macotera
    Manuel Diego
    En el contorno de la villa de Alba de Tormes y dentro de los lugares propios y pertenecientes en siglos pasados al estado ducal de los Álvarez de Toledo, sin duda alguna, entre ellos sobresale Macotera que está ya en los límites del mismo, muy cercano al otro señorío limítrofe, el de Peñaranda de Bracamonte. Perteneció a la tierra de Alba y de alguna manera todavía hoy sigue pendiente de este centro neurálgico, aunque en nuestros días hay que reconocerle una gran vitalidad cultural y económica por derecho propio, con una identidad e idiosincrasia muy marcadas dentro del conjunto de las poblaciones salmantinas. Pero ocurre lo mismo al revés, que en Alba también se vive muy en sintonía con lo macoterano y, por ejemplo, las fiestas veraniegas de San Roque son un punto de referencia, sobre todo para las gente joven de Alba y del contorno.
    Es interesante el poder constatar con documentación histórica la “otra” vinculación que se establece desde finales del siglo XVI entre estos pueblos de la tierra de Alba con la villa ducal, debido precisamente a la muerte, sepulcro y beatificación y canonización de santa Teresa. Se instaura una relación tan estrecha, y no solamente religiosa, que hasta las fiestas anuales, los acontecimientos y celebraciones teresianas de Alba, desde entonces, constituyen un punto de referencia para moverse y peregrinar hacia la villa. Por eso, el sepulcro teresiano y la presencia espiritual de Teresa en Alba de Tormes terminará en crear una mentalidad de dependencia cultural y devota con esta mujer, lo que va a favorecer, por ejemplo, la abundancia de vocaciones sacerdotales y religiosas (sin dejar de reconocer en ello otros motivos y causas).
    El caso de Macotera es singular en todos los sentidos, sea por la devoción teresiana como por la presencia de lo carmelitano, tanto es así que ya desde los primeros tiempos de la reforma teresiana, por ejemplo, muchos hombres y mujeres adhirieron a ella ingresando en sus conventos. No falta tampoco el apoyo sentimental de la versión en clave de “leyenda áurea” acerca del tránsito teresiano por esta villa y hasta de un posible proyecto fundacional suyo. Así lo registra el sacerdote estudioso y originario del lugar, Clemente Sánchez:
    “… parece indudable que la Reformadora del Carmelo pasó en distintas ocasiones por Macotera, pues queda en la antigua ruta que enlazaba la ciudad de su cuna con la villa de su sepulcro. Algunos autores opinan con bastante fundamento que la Santa abrigó incluso la idea de fundar allí uno de sus palomarcitos [se dice en la nota 3: El sacerdote Don Pedro Bueno tiene preparado para la imprenta un folleto intitulado: Santa Teresa de Jesús visita y ora en el actual templo de Macotera]. En Macotera desde /66/ tiempo inmemorial se señala el sitio donde Teresa de Jesús pernoctaba a su paso por nuestro pueblo. Si todo esto es verdad, bien pudo suceder que la admiración y el cariño que nuestros abuelos sintieron por la Santa arrancara del trato directo, que por ese motivo hubiesen tenido con ella.
    Pero sea de ello lo que quiera, lo cierto es que los macoteranos se han distinguido desde muy antiguo por su devoción a Santa Teresa de Ávila (¿Otra carmelita santa? Vida y virtudes de la Madre Manuela del Santísimo Sacramento… Madrid, Studium, 1965, pp. 65-66).
    Pero también podemos documentar el inicio de su teresianismo, al menos oficialmente, recurriendo a las crónicas de las fiestas de la beatificación (octubre de 1614), donde descuella el pueblo de Macotera por encima del resto de localidades de la tierra de Alba (más de 70 pueblos) que en aquellos días acudieron a la villa teresiana, tras la llamada del Duque para celebrar a la nueva beata. La crónica de las fiestas de Alba publicada en letras de imprenta (Madrid 1615) registra con mucho detalle la participación de los macoteranos en los regocijos, y sobre todo un grupo de jóvenes que escenificaron una especie de parodia militar, pero en estilo charro o salmantino, a la salida de la misa solemne celebrada por el obispo en la iglesia del sepulcro teresiano.
    El relato no tiene desperdicio y tiene las trazas de un estilo festivo habitual y costumbrista con mucha tradición en aquella villa (habría que estudiar si se tiene noticias de alguna demostración parecida para otras fechas o fiestas señaladas). Además constituye un testimonio histórico importante y de valor para la crónica local. El texto lo tomamos del carmelita Diego de San José, “Compendio de las solemnes fiestas que en toda España se hicieron en la beatificación de N.B.M. Teresa de Jesús… En prosa y en verso”. Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1615, fol. 16v-17v. Lo reproducimos fielmente:
    Habiendo ya cumplido con sus lugares, y dicho Misa en ellos, venían a paso largo, aunque sin desconcertarse, todos los Curas y Clérigos revestidos con sobrepellices, pendones, cruces, sacristanes y Alcaldes, empuñadas las varas de toda la tierra de Alba, que son más de setenta Concejos con mucha otra gente que los acompañaba, que sólo refiero aquellos que por orden y expreso mandamiento de los Oidores del Duque, estuvieron obligados a venir a la procesión. Prometióse premio a los sacristanes que mejor adorno pusiesen en sus cruces: Lucióse el trabajo de todos,   porque vinieron muy aderezadas: fueron pasando todos sin desordenarse por delante de la Iglesia de las Descalzas, y con esta se alegró mucho la gente, y se dio remate gustoso a la Misa, y principalmente con la entrada de la Villa de Macotera, que no se puede pasar en silencio lo que hicieron este día, pues se aventajaron a los demás pueblos. Entraron primero en dos cuartagos blancos, cabalgando a lo natural, y en pelo dos labradores de buena disposición vestidos al uso llano, y antiguo de Castilla /17r/ con sayos de compuerta y prolijas faldas, anchos talabartes, cuellos colchados con largas trenzas, melena crecida, y caperuza de cuartos, embrazando paveses: en uno de los cuales venían las armas de su villa, y en otro un retrato de la Santa Madre con este mote: “Teresa me complet”. Como dando a entender el nuevo ser que había recibido con tenerla en su jurisdicción y distrito. A éstos seguía una compañía de salvajes greñudos y fieros, con bastones ñudosos, que a su tiempo jugaban con buen denuedo. Entró sucesivamente con buen concierto, y disciplina militar una compañía de bien dispuestos mancebos, todos de buen parecer, aunque robustos, y en el traje cubiertos de seda, cargados de plumas, bandas y cadenas, con buen aire y bríos, prestos, y acompasados ademanes en cargar y disparar sus arcabuces, y en hollarse a compás de los pífanos y cajas. Disimulaban tanto su profesión y ejercicios de la cultura de la tierra, que a quien no les mirara con atención las manos groseras y callosas le parecieran soldados de Flandes. Eran en número setenta, y llevaban cumplidos los oficios: Capitán con jineta, paje que le precedía con rodela y celada, Alférez con venablo cuando dejaba la bandera: Sargento con alabarda, y cabos de escuadra muy bizarros, y después de todos pisando a lo valiente, y por extremo gallardo, su Maestre de campo, que parecía se había traído de algún tercio de Nápoles, era de muy buena persona, y sabía representar la que le encomendaron, y gobernar el bastón con gravedad. En pos de esta escuadra llegaron hasta diez y seis niños de rostros agradables, a lo pastoril, melenas rubias, pellicos gironados, zarafuelles de lienzo, medias, y zapatos blancos, diestros en bailes y zapatetas, con hachas en las manos, alumbrando y acompañando sus estandartes y cruz, como lo hacían también el Cura, Clérigos, Alcaldes, y el Físico del lugar, que /17v/ envuelto en una ropa de martas, traía más autoridad que un Protomédico.
    Con el concierto dicho dieron vuelta, y guiaron todos a la plaza de palacio, donde hicieron los soldados alarde de su gallardía con una buena rociada de arcabuces: y habiéndose agradado el concurso de esta vista, se retiraron a descansar, y comer que instaba el tiempo (fol. 16v-17v).
    Pues desde aquellas primeras fiestas teresianas del 1614 se normalizará la cita anual con santa Teresa, en las fiestas de octubre sobre todo, y de cuya pervivencia e importancia en los siglos posteriores ha quedado la tradición oral, pero en el siglo XX también se empieza a registrar esa devoción teresiana que pervive en Macotera y en los pueblos del contorno, sólo que aquí con más fuste por la importancia, número de población y hasta por el influjo e incidencia que tuvo esa cita anual en la promoción de tantas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Todos coinciden en la importancia que tuvo en su decisión vocacional ese contacto, desde la etapa infantil, con santa Teresa y la villa de Alba.
    Tenemos un relato un tanto idealizado de lo que conllevaba el ponerse en camino por octubre a Alba de Tormes, y por ser de comienzos del siglo XX, podemos intuir que refleja una tradición de mucho tiempo atrás. Interesante además porque registra muy bien el movimiento humano que se origina de todos los pueblos vecinos, como también la repercusión que tiene la peregrinación en todos los lugares que se atraviesan en el trayecto:
    “No hay pueblo en la comarca –aparte de los peregrinos de lejanía- que no mande allá lo más granado de su piedad y lo más florido de su juventud. De algunos es típico el desfile.
    Recuerdo, que por mi aldea nativa, paso obligado de Macotera a Alba, ya con vísperas y aun antevísperas, empiezan a cuajar el camino caravanas alegres de macoteranos de todo matiz, quienes en alazanes, lujosamente enjaezados; quienes en carros entoldados con una manta de Cantalapiedra y arrastrados por robustas y ágiles mulas; quienes en asnillos desmedrados y molidos del trabajo; quienes, por fin, en el caballo vulgar de San Francisco, tirándose al coleto las cuatro legüitas muy monas del trayecto, con sus regatos, curvas, desmontes y demás alifafes de toda senda no encasillada por el diputado del distrito.
    - ¿Pero la cara de todos? ¡Ah! Igual: fresca, retozona y triunfal.
    -¿A dónde vais? –les pregunta cualquier rapaz.
    - ¡A ver a la Santa Madre! –responden los macoteranos con su tonillo inequívoco, tan inequívoco como su trajeo.
    Y luego al regreso, cuentan y no acaban de misas, sermones y procesiones; de toros, cucañas y tíos vivos… sobre todo, de tíos vivos.
    Yo también hice mi primer viaje a pié desde mi lugar a la villa, siendo todavía niño en estado de subconsciencia…, si el terminito puede colar sin protesta de Blondeles, Le Rois y Murris. Lo hice con gusto por ver a Santa Teresa. Es una de las primeras ilusiones que brotan en el corazón de los chicos de aquella feliz comarca. Entonces todo me maravillaba en Alba, y cuando mi padre me decía que Alba, en cotejo con Salamanca, era una sombra de belleza, yo me asombraba como ante el anuncio de un prodigio rayano en lo imposible” (A. Spe, Alba y Santa Teresa, en La Basílica Teresiana 3 (1908) pp. 298-299).            
    Esta tradición continúa hasta nuestros días, y no estaría mal organizar alguna peregrinación de cada uno de esos lugares en este año centenario para reafirmarse en esa costumbre que hunde sus raíces en el pasado y tiene ya 4 siglos de historia. Nada menos!
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    Lápida en mármol blanco en recuerdo de Miguel García Cuesta

    Macotera puede presumir entre tanto hijo ilustre de haber tenido además un nativo que llegó a cardenal arzobispo de Santiago de Compostela (6.10.1803 – 14.4.1873). Así lo recuerda una lápida en mármol blanco colocada en la fachada granítica de la iglesia parroquial de Santa María del Castillo. Nos estamos refiriendo a monseñor Miguel García Cuesta, cuyos apellidos perduran todavía en tantas familias del pueblo.
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    Monseñor Miguel García Cuesta
    Pasa la infancia en el pueblo natal hasta que se lo lleva un tío sacerdote a Horcajo Medianero (1814) donde ejercía de capellán del santuario de Valdejimena. Con él aprendería latín y todo lo necesario para ingresar en el seminario de Salamanca, del que llegaría a ser profesor y rector, como también profesor de la Universidad de Salamanca. A la par ejerció varios cargos políticos de representación en las Cortes Generales y en el Senado. En 1848 fue elegido obispo de Jaca (Huesca) y en 1851 arzobispo de Santiago de Compostela, siendo creado cardenal por Pio IX en 1861. Participó en la definición dogmática de la Inmaculada Concepción, pero no pudo asistir al Concilio ecuménico Vaticano I por algunas desavenencias políticas.
    Entre algunos títulos suyos publicados queremos destacar uno que tiene relación doble con Alba de Tormes y Santa Teresa y que, además, constituye una rareza bibliográfica:
    GARCÍA CUESTA, Miguel, Panegírico de Santa Teresa de Jesús, predicado en la iglesia de las Carmelitas Descalzas de Alba…el día 16 de octubre de 1842 en presencia del Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis…, Salamanca, Imprenta nueva de Don Bernardo Martín, 1843, 29 p., 18 cm.
    Se trata de un sermón de la primera mitad del siglo XIX, cuando en Alba no había frailes carmelitas a causa de la exclaustración y era obispo de la diócesis salmantina Agustín Lorenzo Varela Temes (1824-1849). Está predicado en la iglesia del sepulcro ante el obispo, comunidad de monjas carmelitas y pueblo (hace referencia al auditorio), y aquel año precisamente el 16 de octubre cayó en domingo, es decir, era el famoso “Domingo de las Mozas”. El sacerdote macoterano, aún no era obispo, ejercía por aquellos de catedrático de la universidad salmantina, y aquel sermón sería motivo de gloria no sólo para los de su pueblo (que estarían presentes muchos aquel día), sino también para el pueblo de Alba, ya que no era un desconocido. Un sermón largo, que responde muy bien a las leyes de la retórica imperantes en la homilética del tiempo.
    Seguro que en sus años de pontificado compostelano, en más de una ocasión pudo demostrar su devoción teresiana, precisamente en aquel ambiente gallego que adversó tanto el título de “Patrona de España” para santa Teresa durante el siglo XVII. Pero los tiempos y las circunstancias habían cambiado. Lo importante es hacer nota que este macoterano, que de niño habría acudido tantas veces a la cita anual de Alba de Tormes, en aquel año pudo demostrar su profunda devoción teresiana.
    Tanto teresianismo en este lugar tuvo sus consecuencias benéficas, hasta el punto de que todavía no hace mucho ha sido un vivero de vocaciones religiosas para tantos sectores de la Iglesia (seminario diocesano, jesuitas, paúles, operarios diocesanos, hijas de la caridad…), con un cardenal en el siglo XIX, varios obispos, y macoteranos en proceso de beatificación,  lo fue también para la familia fundada por Santa Teresa.
    De aquí era natural un fraile carmelita descalzo del siglo XVI, que bien pudo conocer a Teresa y Juan de la Cruz por haber nacido en 1569, Alonso de Jesús María, y que curiosamente profesó en Perpiñán (1596) y allí mismo murió (1640). Era miembro de la provincia carmelitana de Cataluña y Aragón.
    Del siglo XIX existe otro carmelita exclaustrado, residente en la diócesis de Ávila, que se le da también como natural de Macotera, el P. Francisco de Nuestra Señora de Loreto (Jiménez Blázquez), del que ignoramos la fecha de muerte, pero que debió ocurrir en el mismo siglo y dentro de la parroquia que tenía asignada. Más cerca de nosotros está el P. Sebastián de santa Teresa (Pedro Madrid Nieto), nacido en esta villa (3.9.1891) y profeso de Segovia (29.4.1922), que salió de la Orden siendo ya sacerdote en Cuba (1926), incardinándose primero a la diócesis de Guayana-Ciudad Bolívar (Venezuela), y posteriormente a la de Ibagué (Colombia).
    Teniendo que escoger y centrarme en un solo convento carmelita femenino, prefiero hacerlo en el cercano de Alba de Tormes, fundación teresiana y lugar de su sepulcro, donde está documentada la presencia de monjas profesas de origen macoterano desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Pero esto no quiere decir que no haya existido antes en otros conventos monjas carmelitas descalzas naturales del lugar. Voy a proponer la lista exacta de estas macoteranas, carmelitas descalzas en Alba y fallecidas allí, para que quede constancia de ello:
    . Catalina de Jesús (Jiménez García), + 15.4.1751
    . Ana Rafaela del Corazón de María (Hernández Martín), + 30.12.1848
    . Beatriz de la Purificación (Sánchez Blázquez), + 30.12.1848
    . Teresa de la Santísima Trinidad (Losada García), + 30.5.1855
    . Ana María de la Presentación (Hernández Martín), + 12.5.1849
    . Teresa María de los Reyes (Cosmes Jiménez), fue de fundadora a Ledesma.
    . María del Santísimo (Sánchez Blázquez), + 28.9.1986
    Seguro que no son las únicas carmelitas descalzas macoteranas, pero sí las más representativas de su presencia en el Carmelo de Alba de Tormes hasta el siglo XX. Una de las causas de no haber más es el número cerrado de miembros que puede tener cada Carmelo, sólo 21 monjas, por lo que es casi seguro que otras vocaciones carmelitas tuvieron que acudir a otros monasterios para vivir el estilo de vida teresiano. Como fue el caso singular de la Madre Manuela en el siglo XX que profesó y murió en olor de santidad en el Carmelo de la Imagen de Alcalá de Henares, seguramente por estar completo el número en Alba y haber una larga lista de espera. O que en los Carmelos cercanos de Salamanca, Avila y Plasencia también ocurriera lo mismo.
    Para percatarnos de otras vocaciones carmelitas macoteranas, he buscado en el catálogo de monjas de Castilla (1964), que reserva estas sorpresas de religiosas naturales de Macotera, pero sin poder dar por ahora, como en el caso de Alba, la fecha de muerte; sólo la de nacimiento y profesión.
    En el monasterio de San José de Ávila, la hermana Antonia del Espíritu Santo, García Ortega (26.12.1919 – 25.11.1950). En el de Plasencia, las hermanas Concepción Teresa de Jesús, García Cosmes (31.7.1887 – 26.4.1917); María Presentación Josefa de Jesús, García Zaballos (11.3.1897 – 24.5.1920); en Mancera de Abajo, Teresa María de la Cruz, Sánchez Blázquez (28.10.1939 - 24.9.1972).
    [Img #289548]El caso de la Madre Manuela (1909-1961) es singular puesto que murió con fama de santidad, se ha escrito su biografía e incluso podemos constatar que su vocación al Carmelo depende de esa cercanía con Alba de Tormes y hasta de las sucesivas visitas que hizo al sepulcro teresiano. La biografía está escrita por un sacerdote operario diocesano natural también de Macotera. La ficha exacta del libro es la siguiente:
    SANCHEZ, Clemente, ¿Otra carmelita santa? Vida y virtudes de la Madre Manuela del Santísimo Sacramento, priora del convento de Carmelitas Descalzas de Alcalá de Henares (Madrid), 1909-1961. Madrid, Studium, 1965, 232 p., 18,5 cm.
    Se trata de una biografía muy documentada, de escritura reciente al fallecimiento de la carmelita, para cuya redacción ha recibido información directa del convento y de la familia, y con una particularidad, la de recrear muy bien y de forma creíble el ambiente social y religioso de la villa de Macotera en la primera mitad del siglo XX.
    Más que las virtudes y ejemplos de esta religiosa, nos interesa resaltar el ambiente macoterano en que ha nacido y crecido su vocación, con no pocas dificultades y, sobre todo la importancia de la cercana presencia del sepulcro teresiano, al que ha peregrinado en varias ocasiones antes de entrar monja.
    La Madre Manuela del Santísimo (Cuesta García) era hija de Fabián Cuesta y Cuesta y de Ana García Cuesta, labradores, que se habían casado en la villa (30.5.1908) y eran parientes del famoso cardenal Cuesta, arzobispo de Compostela, del que hablamos en este mismo lugar. Es la primera hija del matrimonio, nacida (6.5.1909) y bautizada (9.5.1909) en Macotera, a la que siguieron otros hijos: su hermana Buenaventura (28.11.1911), Manuel (30.9.1914) y José (16.6.1917 – 13.12.1918). Recibió la educación elemental en la escuela, tuvo que echar una mano a sus padres en la casa y en el trabajo del campo, pero participaba asiduamente en la vida de la parroquia y se distinguió entre las amigas y compañeras por su piedad; era de aquellas que frecuentaban el grupo de la señora Anita, aquella mujer que preparó y condujo a tantas jóvenes a la vida religiosa (pp. 59-61).
    En septiembre de 1917 fue contagiada por la epidemia que tantas muertes ocasionó en la villa y ella se salvó de puro milagro, por la mucha fe de sus padres. “Dicen que la madre de Manuela era muy devota de la Santísima Virgen del Carmen. A ella le encomendaba todas sus cosas y a ella recurría confiadamente en todas sus necesidades. Dos cosas prometió en los momentos más angustiosos de la enfermedad de su hija: vestirla con el hábito del Carmen y llevarla ante el sepulcro de Santa Teresa” (p. 43).
    En acción de gracias por la curación se planeó el viaje de acción de gracias a Alba de Tormes, que narra así el biógrafo:
    “Alba de Tormes es por cien títulos célebre en la historia de España… Pero para nuestros paisanos, que de muchas cosas saben harto poco, Alba de Tormes es más celebre porque guarda los tesoros del cuerpo, del brazo y corazón transverberado de Teresa. Allí van romeros muchas veces para cumplir los votos y promesas hechos ya en sus horas de angustia, ya en sus momentos de euforia.
    Los padres de Manuela, desde el mes de septiembre en que recobró la salud, tenían una deuda pendiente con la Santa: la de visitar su sepulcro. Y como, gracias a Dios, la niña gozaba de perfecta salud, pensaron aprovechar el día de su fiesta para saldarla.
    Aquel 15 de octubre todos en casa madrugaron con las estrellas. Madre e hija, jinetes sobre una mansa borriquilla, partían con otros paisanos rumbo a la villa del Tormes. Era el de Macotera al pueblo de los Duques, camino de cuatro leguas bien cumplidas, a través de las planicies y declives que forman los ríos Margañán y Gamo, al cruzar los términos municipales de Tordillos, Coca y Garcihernández. El viaje era monótono y pesado; pero como los romeros lo hacían con ilusión, ninguno echaba en cuenta el cansancio y las molestias.
    A media mañana ya estaban en la iglesia de las Madres, confundidas entre la multitud de los forasteros. Manuela nunca había estado en Alba. Sabemos que preguntó mil cosas a su madre y la gratísima impresión que cada sorpresa iba produciendo en su alma. Comulgaron en la misa solemne, asistieron /45/ a la procesión, besaron las reliquias de la Santa y, sobre todo, dieron gracias, muchísimas gracias, a Dios y a la Santísima Virgen del Carmen, por haberla conservado la vida, cuando de tejas abajo todos la daban por muerta. ¿Qué misteriosas ideas cruzaron por la mente de Manuela, cuando rezaba delante de la Virgen y del cuerpo de Teresa? ¿Qué ensueños sonrosaron su imaginación infantil cuando, asomada a la celda de la Santa, vio su cuerpo tendido sobre el lecho, como quedase el día de su muerte? Son arcanos que no hemos logrado adivinar por más que digan quienes opinan que entonces oyó con claridad la voz del divino llamamiento.
    Después de comer emprendieron el retorno. Volvían, contentas, muy contentas, porque habían cumplido su promesa. La niña vestía el hábito de la Virgen y ambas acababan de visitar el sepulcro de la Santa. Esta vez el camino se hizo más corto, porque el diálogo constante sobre tantas cosas vistas llenaba las horas y acortaba las distancias. Llegaron a Macotera entre dos luces, antes que se hiciera la noche.
    En casa esperaban impacientes el padre, su hermana, su hermano Manuel (n. 30.9.1914), de tres años, y José, el hermano más pequeño, que entonces cumplía los cuatro meses (n. 16.6.1917 – 13.12.1918)” (pp. 44-45).
    Fue entonces por las fiestas de octubre de 1917 su primer encuentro con el sepulcro teresiano y parece ser que estuvo al origen de su posterior vocación carmelitana. Lo importante del dato es que nos hallamos ante un gesto que más o menos frecuentemente se cumplía en todos los hogares de Macotera; su familia, además de la profunda fe y devoción a la Virgen del Carmen, cuyo santuario era la iglesia de los frailes carmelitas descalzos sita en la misma plaza de santa Teresa, sentían una especial vinculación con Santa Teresa que habían recibido de sus antepasados. Por eso, también Manuela acudiría posteriormente en más ocasiones a la cita de octubre en Alba de Tormes. Así lo reconoce y justifica el mismo biógrafo:
    “Con estos antecedentes no es de extrañar que en sus momentos de angustia y de dolor hiciesen espontáneamente los macoteranos la promesa de ir a visitar las reliquias de Teresa cada vez que, a su juicio, el Señor escuchaba sus peticiones.
    Manuela ya había estado en Alba. Peregrinó, como dijimos, con su madre a los nueve años, para cumplir el voto que ésta formulara a raíz de su primera enfermedad. Posiblemente estuvo alguna vez más, junto con alguna de las caravanas que se organizaban cada año el 14 de octubre, día de la Santa, o el 28 de agosto (sic), fiesta de la transverberación, siendo como era tan ferviente admiradora de la Santa Madre. Ahora vuelve con su hermana; y esta vez vestida con el hábito de la Virgen del Carmen, para cumplir la promesa que ella misma hizo, al sentirse presa de la rebelde pulmonía, que le puso en trance de perder la vida. /68/
    El lector puede adivinar lo que significaba para Manuela este nuevo encuentro con las sagradas reliquias. Ante ellas ratificó su propósito definitivo de consagrarse a Dios y vio con claridad que el Señor la quería en el Carmelo. Su hermana, compañera de viaje y confidente íntima de sus sentimientos en aquella jornada, escribe que le pareció tan excelente cerrarse en un convento que me quería llevar a mí por el mismo camino. Todo lo que veía bien para ella lo quería también para mí. ¡Cuántas veces me diría: ’Nos vamos las dos a un convento y estaremos siempre juntitas; verás qué bien estaremos!’
    A partir de esta fecha, ya no alienta en ella más que ese deseo, ni tiene otra ilusión que realizarlo cuanto antes” (pp. 67-68). 
     Hemos recogido este testimonio de esta carmelita que terminó sus días en Alcalá de Henares, justo a las puertas del IV Centenario de la Reforma Teresiana (1961), y porque refleja muy bien el ambiente teresiano de Macotera en el que surgieron y fueron caldeadas tantas vocaciones, sobre todo al Carmelo. Se retrata con exactitud un estilo de comportamiento social y religioso que era propio de este lugar y de los pueblos cercanos y cuya coincidencia con otras historias vocacionales parecidas es evidente.
    Conviene también añadir a todo lo dicho que hallamos en la iglesia parroquial de Macotera confirmación de ese carmelitanismo y teresianismo. Allí están bien colocadas las imágenes de la Virgen del Carmen y de Santa Teresa. La imagen teresiana, es de bulto y de vestir, al estilo de la de Alba, y corresponde muy bien al gusto del siglo XIX cuando San Enrique de Ossó y los obispos de Salamanca establecen en todas las parroquias de la archidiócesis la archicofradía de las Hijas de María y de Santa Teresa. O sea, que Macotera entró en ese ambiente del despertar de un movimiento teresiano que se vive en Alba y en toda la provincia de Salamanca durante la segunda mitad del siglo XIX.
    Todavía podemos reproducir otro testimonio posterior de lo que era y suponía la peregrinación de los pueblos de la comarca a Alba de Tormes por las fiestas de octubre , aunque se adivina una cierta recreación literaria, es bastante fiel por lo que respecta a los momentos y ritos que comportaba y, también en este caso, se entretiene de forma especial en el pueblo de Macotera. Por algo será. El autor es Angel M. Castell, y la publicó en la famosa revista salmantina “La Basílica Teresiana”. Reproducimos los pasos que nos interesan:
    “Espectador de las peregrinaciones que llegan al pie del sepulcro de la Santa, prefiero las de las aldeanas, que, imponiéndose un verdadero sacrificio, vinieron guiadas por la fe más que por la curiosidad y luciendo sus trapitos charros, ostentando sobre el busto el escapulario y cuidando de que no se apague la vela que sostiene su mano derecha, trepan calle de San Pedro arriba avivadas por la voz de su poco piadoso guía, que las dice imperioso: ¡Arread, macoteranas! Sus plegarias cantadas son monótonas y monorrítmicas, pero ingenuamente fervorosas. Así debieron ser los cánticos de los primeros cristianos en las catacumbas.
    Y cuando la bulliciosa masa peregrina ha penetrado en el templo, torna sobre la villa un silencio augusto, sólo interrumpido por el lánguido dialogar de las campanas de los Padres, de las Madres, de las Benitas y de las Isabeles…
    No han llegado los aguerridos tercios que pelearon en Flandes y en el Milanesado a las órdenes del gran Duque, su señor; pero sí las piadosas huestes teresianas que luchan con la Fe, por ar- [244]-ma  en defensa de un sentimiento que como inflamado en el amor de la seráfica abulense, es dos veces santo, por piadoso y por español.
    Cuando los rezos y canticos han terminado, los peregrinos se agolpan ante el altar mayor para contemplar más de cerca y a través de la reja de plata la también argentada urna (!) que encierra el incorrupto cuerpo de la Santa, y al pie y un lado del retablo los artísticos vasos de cristal tallado, que guardan uno el corazón y otro un brazo de la Elegida.
    No salen del templo sin acercarse al hueco enrejado, abierto sobre un enterramiento en uno de los muros laterales, debajo del coro y frente a la puerta principal de la nave. Ante ese ventanal, que da a una angosta galería, se abre la puerta de la celda donde murió Teresa de Jesús. Se ve el humilde lecho, y aunque ostenta rico tapiz de damasco rojo, no rectifica, no, este ostentoso detalle la modestia y pobreza en que vivió siempre la virtuosa reformadora… La piedad ha colocado en el lecho una imagen cubierta hasta el cuello, y sacando sobre el embozo de la sábana los brazos para reproducir la escena de los últimos momentos de la Santa. En la pared y sobre el testero del tálamo pende un angelote en actitud de depositar una corona de flores en la cabeza de la moribunda, y muy cerca rasga el encalado muro la ventanica por la cual es piadosa fama que entraron los ángeles, descendidos del cielo, para llevar en luminoso vuelo a los pies del Altísimo el alma de la bienaventurada Carmelita.
    Esta ventana da a un patio de la parte de clausura del convento, y conserva, con algunas de las paredes, la techumbre y el camastro, un carácter de la época teresiana, un sello de autenticidad que no permite dudar de que allí exhaló su último suspiro la mujer extraordinaria que escribió:   Ven, muerte, tan escondida / que no te sienta venir, / porque el placer de morir / no me vuelva a dar la vida.
    Sin duda, por eso, eligió para trasponer los umbrales de la [345] eternidad la lobreguez de esa celda que la proximidad a la iglesia ha podido hacer visible a los ojos profanos con sólo abrir un hueco en uno de los muros de la nave. Las celdas de las Madres Carmelitas, y seguramente la que habitó la fundadora, a las cuales por cierto llega la curiosidad mundana cuando alguna persona de la Real Familia visita el convento y por especial privilegio levanta momentáneamente la clausura, están emplazadas en otro lugar del edificio, y reciben por entre celosías luz directa y generosa del espacio...
    Abandonarás, lector, Alba de Tormes y el recuerdo de santa Teresa, expirante en su celda y de su alma palpitando en el misterio de su última sombría residencia perdurará imborrable en tu memoria, unido al de la espléndida majestad de un paisaje en el que la Naturaleza se ofrece diáfana, sobria, noble; en fin, ¡castellana!” (La Basílica Teresiana 7 [1920] pp. 243-245).
    Todo este relato no sólo ha servido para recordar la vetusta tradición teresiana de la villa de Macotera, que ya tiene 4 siglos, sino para hacer presente lo que nuestros antepasados ya descubrieron mucho antes que nosotros en pleno siglo XXI y movidos por el Vº centenario de su nacimiento andemos recomponiendo rutas, caminos, marchas y huellas de Santa Teresa por nuestros pueblos. Ellos habían dado ya mucho antes con el sentido genuino de la peregrinación teresiana a Alba de Tormes, y ésta siempre como una cita anual con la mujer que pisó y santificó estas tierras de Castilla.
    Hay razones más que suficientes, y hasta históricas, para que esa ruta de la cuna al sepulcro, y al revés, no deje de lado Macotera, como tampoco otros pueblos de la tierra de Alba secularmente vinculados a ella no sólo por razones del antiguo señorío, o de tipo económicas, sino también por estar en Alba de Tormes el santuario teresiano que vertebra espiritualmente toda la comarca y desde siempre ha sido así.